domingo, 29 de junio de 2014

Virgilio - Eneida


 
  
     

Te diré las señales, tú tenlas guardadas en tu memoria:
cuando, angustiado, junto a las aguas de un río escondido
encuentres bajo las encinas de la orilla una enorme cerda
blanca echada en el suelo, recién parida de treinta
cabezas, con las blancas crías en torno a sus ubres,
éste será el lugar de tu ciudad, éste el seguro descanso de tus fatigas.


Virgilio, Eneida, III, 373-395, Antología de la literatura latina, Alianza, 1996

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